¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
A finales del siglo XX las escuelas de educación tienden a memorizar los datos en forma incoherente en donde es muy importante la adquisición de conocimientos para corregir memorizar y mecanizar sistemáticamente grupos de información a fin de apropiarse de una copia fiel de la situación. Al respecto la tecnología educativa, no es muy alentadora ya que predomina el actuar del docente y alumno con objetivos que cuentan con “actividades de aprendizaje” impuestos por el sistema curricular.
Es por ello que el bachillerato propedéutico estatal deseando superar tal cuestión en las aulas tiene como propósito esencial ofrecer al estudiante una formación básica integral, que propicie el desarrollo de las habilidades lógicas necesarias para tener acceso a estructuras intelectuales más complejas, así como la asimilación de las ciencias, las humanidades y las tecnológicas que les permitan sintetizar los procesos mentales alcanzados para entender su entorno constituyéndose en un autor crítico y reflexivo de la sociedad en la que se desenvuelve el contexto social .
Para lograr este propósito, es necesario hacer rupturas con los paradigmas tradicionales y tecnos críticos y hacer planteamientos coherentes a los requerimientos curriculares y contextuales.
La postura de las competencias recupera como innovación los aspectos cognoscitivos de los sujetos sobre los objetos y fenómenos al actuar sobre ellos y por lo tanto transformarlos, precisamente a través de varias estructuras que proponen Piaget, Ausubel, Arias, Barnett, entre otros; surgen acciones de aprendizaje donde enmarcan a estos como complementos interactivos y autor regulables de las relaciones continuas entre sujeto y su contexto.
Con lo anterior el docente y el estudiante se ubican en un papel protagónico en la acción y para la acción con los elementos y momentos del fenómeno educativo generando con ello el conocimiento que surge de las interacciones de los objetos con el sujeto y el sujeto con el objeto.
Es por ello que el interaccionismo “responde a la posibilidad del sujeto de aprender a vivir como persona que sabe que hacer para generar circuitos de comunicación humana más potentes” en donde el profesional educativo “genera escenarios de ayuda para participar cada uno en la mejora de las experiencias y vivencias que provoquen mejores situaciones de perfeccionamiento”.
Es importante conceptuar:
“el conocimiento humano no se recibe pasivamente, ni del mundo, ni de nadie sino que es procesado y construido activamente por el sujeto que conoce. A su vez la acción cognoscitiva está al servicio de la vida por competencias, siendo una función adaptativa y en consecuencia lo que permite el conocimiento, al conocedor es organizar su mundo, un mundo experimental, vivencial”.
A finales del siglo XX las escuelas de educación tienden a memorizar los datos en forma incoherente en donde es muy importante la adquisición de conocimientos para corregir memorizar y mecanizar sistemáticamente grupos de información a fin de apropiarse de una copia fiel de la situación. Al respecto la tecnología educativa, no es muy alentadora ya que predomina el actuar del docente y alumno con objetivos que cuentan con “actividades de aprendizaje” impuestos por el sistema curricular.
Es por ello que el bachillerato propedéutico estatal deseando superar tal cuestión en las aulas tiene como propósito esencial ofrecer al estudiante una formación básica integral, que propicie el desarrollo de las habilidades lógicas necesarias para tener acceso a estructuras intelectuales más complejas, así como la asimilación de las ciencias, las humanidades y las tecnológicas que les permitan sintetizar los procesos mentales alcanzados para entender su entorno constituyéndose en un autor crítico y reflexivo de la sociedad en la que se desenvuelve el contexto social .
Para lograr este propósito, es necesario hacer rupturas con los paradigmas tradicionales y tecnos críticos y hacer planteamientos coherentes a los requerimientos curriculares y contextuales.
La postura de las competencias recupera como innovación los aspectos cognoscitivos de los sujetos sobre los objetos y fenómenos al actuar sobre ellos y por lo tanto transformarlos, precisamente a través de varias estructuras que proponen Piaget, Ausubel, Arias, Barnett, entre otros; surgen acciones de aprendizaje donde enmarcan a estos como complementos interactivos y autor regulables de las relaciones continuas entre sujeto y su contexto.
Con lo anterior el docente y el estudiante se ubican en un papel protagónico en la acción y para la acción con los elementos y momentos del fenómeno educativo generando con ello el conocimiento que surge de las interacciones de los objetos con el sujeto y el sujeto con el objeto.
Es por ello que el interaccionismo “responde a la posibilidad del sujeto de aprender a vivir como persona que sabe que hacer para generar circuitos de comunicación humana más potentes” en donde el profesional educativo “genera escenarios de ayuda para participar cada uno en la mejora de las experiencias y vivencias que provoquen mejores situaciones de perfeccionamiento”.
Es importante conceptuar:
“el conocimiento humano no se recibe pasivamente, ni del mundo, ni de nadie sino que es procesado y construido activamente por el sujeto que conoce. A su vez la acción cognoscitiva está al servicio de la vida por competencias, siendo una función adaptativa y en consecuencia lo que permite el conocimiento, al conocedor es organizar su mundo, un mundo experimental, vivencial”.
Así concluimos que los aprendizajes, se deben de dar de acuerdo al nivel de exploración que tenga un determinado grupo, para que gradualmente se empiecen a aplicar los aprendizajes por descubrimiento, los significativos, los cognitivistas así como el constructivista de tal forma que a medida que el alumno valla practicando estos distintas formas de aprendizaje, sabrá enfrentar con éxito la problemática que tenga durante su vida.